El masaje sueco
En Suecia, donde se originó esta modalidad, se le conoce como “masaje clásico” y forma parte del concepto sueco de bienestar.
Per Henrik Ling, el inventor de lo que conocemos como masaje sueco, nació en Suecia en 1776. Ling era además profesor de gimnasia (la famosa gimnasia sueca que hacíamos en el colegio los que tenemos cierta edad), instructor de esgrima y hombre de letras. Según cuenta la historia, Ling profesó un especial interés a la hora de ayudar al rey sueco de la época a que sus tropas recobraran su forma física tras haber sufrido un revés militar.
El método desarrollado por Ling se centraba en los beneficios que proporcionaban ciertos movimientos específicos (casi siempre en la dirección del corazón, es decir, desde las extremidades hacia el tronco). Al principio no fue bien visto (hablamos del siglo XIX) debido a su excesivo contacto físico, pero Ling consiguió explicar e imponer la razón por la cual el masaje sueco ha llegado a adquirir fama mundial y se considera el masaje terapéutico clásico por excelencia. Esto es así por sus beneficios curativos, antiinflamatorios y cicatrizantes, así como por sus propiedades relajantes para la mente y el cuerpo. Es utilizado especialmente para aliviar la tensión muscular y mejorar la circulación.